Vaya par de pordioseros, en el café de las tres
venir les dijo el mendigo, mi vida no tiene estrés,
no tengo casa, pero tengo vino, y por más
que lo he pensado creo que este es mi sino.
He viajado a Buenos Aires, Puerto Rico, y Japón,
pero mi calle es la del miajón, donde
de vez en cuando con suerte alguna negrita
se quita las braguitas de nailon.
Ay negrita si tu supieras,
perdiendo la cabeza por la coca,
a deshora me arañas la espalda,
como si no te quisiera.
Un garçon me habló de clase,
cebolla te espere, le dije,
que lo mio no te pase,
yo también llevaba traje.
Ten cuidado, que
Salomé, la negrita,
un día, también
se las quitó para mi.
Y yo, antes que
tú, ya se le
comí, y ahora
miramé.